• Que los
cónyuges siempre se perdonen recíprocamente, pues todos tenemos defectos y
nadie es perfecto, es mejor perdonar que ser presa del resentimiento que no
deja vivir.
• Que los
celos acaban un matrimonio; por tanto, se deben erradicar si se quiere
conservarlo.
• Que no
hay que hacer caso de los chismes contra los cónyuges, ni dedicarse a ellos,
que a la gente le gustaría ver deshecho un matrimonio, que lo normal es que tengan
envidia de ver una bonita relación de la pareja y procuren hacerlos pelear.
• Que los
esposos no aleguen ni discutan, y si están de mal humor, antes que contestar y
ofender es preferible un poco de soledad: salir un momento de la casa y pasear
un rato (dar la vuelta al parque, solía decir), regresando cuando ya estén
calmados los ánimos.
• Que no
se le debe contestar al marido (es echarle gasolina al fuego), sino esperar
hasta que se le baje el arrebato y entonces sí decirle lo que sea necesario,
"agarrarlo por su cuenta", pero con suavidad, pues los hombres somos
muy tercos.
• Que la
esposa siempre es señora de su casa, donde indudablemente manda, es decir, es
la Reina de su casa, y que el hombre es muy libre de la puerta de la casa para
afuera, por lo que la mujer no debe abrumarlo preguntándole de dónde viene y
hacia dónde va.
• Que si
un matrimonio fracasa es normalmente por causa de la mujer, pues no supo ser lo
suficientemente inteligente para saber llevar al marido y ayudarlo a
corregirse.
• Que con
paciencia y suavidad una mujer consigue lo que quiere del marido.
• Que lo
más bonito es quererse y vivir en paz, aunque sean pocos los bienes materiales
que tengan que compartir...
Siendo esta enseñanza la Senda del Hogar Doméstico, es
muy natural que le hicieran preguntas muy intimas sobre el matrimonio —que iban
desde asuntos banales hasta verdaderos dramas— y normalmente procuraba no
meterse en los asuntos de las parejas.
Sin embargo, como ya se comentó, debido a la
insistencia de algunas gentes, se apiadaba la Maestra y les daba algún consejo,
que desafortunadamente no seguían. Los pocos que siguieron sus maravillosos
consejos no se pueden quejar, evidentemente les va mucho mejor en su vida
marital.
Por sistema daba la más amplia libertad a los matrimonios,
procurando no meterse en absoluto con las decisiones de la pareja, pero si se
dejaban ayudar siguiendo sus consejos con buena fe, con buena voluntad, era
indudable la manera en que mejoraban sus relaciones matrimoniales.
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